Septiembre como el mes de los cambios por excelencia. Septiembre llega arrasando nuestras vidas tras un largo verano de aventuras.
Por ello es, para muchos, un mes odioso pues significa volver a la rutina la cual es normalmente considerada aburrida, triste, vacía. Sin embargo, yo prefiero darle otro enfoque: septiembre es un mes lleno de nuevas metas que alcanzar y para ello es necesario hacer sacrificios que algún día se verán recompensados. O no, pero ese es otro tema.
Lo bonito de la rutina que trae consigo el mes de septiembre es poder acostarte todas las noches en la cama, cerrar los ojos y saber que has aprovechado el día, que has aportado algo al mundo y que estás haciendo todo lo que está en tu mano para conseguir tus sueños y tus metas, esas que empiezan en el mes de septiembre.
Y hablando de mis propias metas, este blog es la mía. Esto empieza como algo pequeño donde plasmaré mis sentimientos, mis reflexiones y mis aficiones esperando que a alguien, aunque tan solo sea una persona, le interese y pueda evadirse de la realidad.
Gracias por traerme nuevas oportunidades, septiembre.
Siempre que alguien se entera de que estoy en una relación a distancia se repite la misma frase: “no sé cómo podéis hacerlo, yo no sería capaz” y esta frase me hace reflexionar sobre el tipo de amor de hoy en día.
Partimos de la base de que las relaciones a distancia no son algo sencillo de por sí, pues las necesidades físicas están ahí, y no me refiero a necesidades sexuales, sino a un simple beso o una caricia. Eso sí, es mucho más sencillo de lo que muchas personas con relaciones tradicionales piensan.
Para que una relación a distancia funcione tiene que estar sentada sobre tres pilares básicos: confianza, paciencia y amor.
Si en una relación tradicional la confianza es el pilar más importante, en una a distancia lo es aun más pues estar tanto tiempo separados pasa factura y las dudas comienzan a surgir. La solución a esas dudas (y a casi cualquier problema de cualquier relación) es la comunicación; ser capaz de mostrar tus miedos y tus inseguridades a esa persona y que esta sea capaz de transmitirte tranquilidad.
El siguiente pilar es la paciencia ya que en multitud de ocasiones (y más aún con la pandemia) no es posible saber exactamente cuándo vas a ver de nuevo a tu pareja, es por eso que hay que respirar hondo y luchar porque ese día se acerque lo más rápido posible y si no es así, no desesperarse, la espera merecerá la pena.
Por último, el amor. Una relación a distancia es muy dura pero si realmente es amor, vas a hacer lo imposible por algún día estar junto a esa persona y pasar el resto de tu vida con ella. Es por eso que me sorprende tanto aquellas personas que no podrían soportar una relación a distancia con sus actuales parejas, ¿será que realmente les da igual la persona con la que mantienen una relación? ¿Priorizan mantener relaciones sexuales y “divertirse” a luchar por un amor verdadero?
Mi pareja y yo llevamos tres años en una relación a distancia y por desgracia nos quedan unos cuantos más así antes de lograr nuestro objetivo de formar una vida juntos, aun así, ni una sola vez en estos tres años hemos dudado sobre nuestro amor y sobre nuestras ganas de algún día poder despertarnos todas las mañanas el uno al lado del otro. Él, ya estemos en la misma habitación o estemos a más de 2000 km, me hace sentir la persona más especial del planeta y, sobre todo, la más afortunada por estar experimentando lo que es el amor verdadero, un amor que no se cansa de luchar y un amor que cada día te hace mejorar, por ti, por él, por vosotros.